Poner la mesa en Navidad, una mesa bonita, una mesa especial, forma parte de un ritual que se repite cada año y que tiene su fundamento en la unión con la familia y con aquellos con los que compartimos la vida.
Cada vez es más frecuente que el trabajo, los estudios o las obligaciones nos separen. Si hay unas fechas señaladas para el encuentro, para esa vuelta al hogar, aunque sea por unos pocos días… si hay una cita a la que nadie quiere fallar es la de la Nochebuena, la Navidad o el Fin de Año.
Es por eso que si nos toca ser los anfitriones querremos estar a la altura y contribuir a dar más brillo si cabe a esos felices encuentros creando un ambiente cálido y especial.
Lo que vemos y lo que nos rodea influye en nuestras emociones. Si decoramos la casa con ilusión, la mesa nos ofrece una oportunidad perfecta para completar la escena y vestir el encuentro de fiesta.
También es cierto que no siempre todo es fácil y amable. Hay reuniones más forzadas, coincidencias un poco más tensas o más formales. También en estos casos un entorno amable, en donde la belleza de los detalles ocupa un espacio importante, es capaz de llenar silencios, generar momentos y quizá reconciliar.
Las ausencias también comparecen el día de Nochebuena, en Nochevieja y Navidad pero es bueno mantener la tradición, aunque suponga un esfuerzo. Y como es bueno es necesario y saludable.
Poner una mesa con cariño, con la ilusión de antes, es algo que no debemos abandonar.
La acción nos mantiene distraídos, buscar unos vasos bonitos, sacar aquellas copas de toda la vida, mantiene encendido el motor que necesitamos para seguir caminado, para seguir en marcha de otra forma, pero seguir.
Una mesa amable, una mesa que no se ha ensombrecido, levanta el ánimo y es además un bonito homenaje en el momento de recordar a los que se han ido.
Y luego están los niños. La Navidad con niños es una Navidad más alegre, más Navidad. Los niños se empapan de todo aquello que ven y les rodea: los colores, los brillos y las luces. Decorar una casa en donde por unas semanas reinan los niños es una oportunidad de oro para llevar la magia a todos y cada uno de los rincones por donde ríen y corren.
Educar a los que son algo más mayores, para que ellos también sepan cómo poner una mesa bonita cuando tengan su propia mesa, es algo que no debemos olvidar. Lo que han visto y han vivido en su propia casa es algo que luego tratarán de recrear.
Por todos esos motivos, decorar con mimo y diseñar una comida o una cena no solo suculenta sino bonita es algo que os animamos a hacer, porque la belleza nos hace sentirnos bien, nos reconforta y nos ayuda a vivir una Navidad mejor!